cuento: El condenado a muerte
El condenado a muerte
El grupo pasó por la calle: los soldados llevaban a un condenado a la horca.
-Este hombre no servía para nada –le comentó un discípulo a Awas-el Salam-. Una vez le di una moneda de plata para ayudarlo a salir de la miseria, y fue incapaz de hacer nada que valiera la pena.
-Tal vez no sirva para nada, pero puede que ahora esté caminando hacia la horca por tu culpa. Es posible que haya utilizado el dinero que le diste para comprar un puñal, que terminó usando en el crimen cometido. Entonces, también tus manos están ensangrentadas. En lugar de intentar apoyarlo con amor y cariño, preferiste darle una limosna y librarte de tu obligación
Paulo Coelho
El grupo pasó por la calle: los soldados llevaban a un condenado a la horca.
-Este hombre no servía para nada –le comentó un discípulo a Awas-el Salam-. Una vez le di una moneda de plata para ayudarlo a salir de la miseria, y fue incapaz de hacer nada que valiera la pena.
-Tal vez no sirva para nada, pero puede que ahora esté caminando hacia la horca por tu culpa. Es posible que haya utilizado el dinero que le diste para comprar un puñal, que terminó usando en el crimen cometido. Entonces, también tus manos están ensangrentadas. En lugar de intentar apoyarlo con amor y cariño, preferiste darle una limosna y librarte de tu obligación
Paulo Coelho
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